Las TIC me han creado un conformismo con el destino del que el primer sorprendido soy yo. No he podido conectarme durante un mes y, no sólo he sobrevivido, sino que sigo tan pancho. He perdido trabajo y creo que es una señal del destino: seguro que era malo y no merecía existir.
Y así estamos. Entrando en una nueva Edad Media donde se sustituye el control racional del proceso por la fe ciega en algo incomprensible que se intenta controlar a base de rituales.
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