martes, 30 de agosto de 2011

Arrugas del alma

De repente me marco una norma.
Arbitraria, gratuita.
No pisar las baldosas negras, por ejemplo.
Eso que al principio es un juego,
si lo repito a lo largo de mucho tiempo
se convierte en una ley
cuyo incumpliento me inspira pavor.
Creo firmemente
que si piso una baldosa negra
todas las desgracias se abatirán sobre mi.
Y no importa que sepa que empezó siendo un juego.
Tampoco importa que mi sentido común
me diga que las baldosas negras
no tienen ningún poder sobrenatural.

El miedo está ahí.
Y no es un juego.
Y tiene mucho poder.

jueves, 18 de agosto de 2011

Angustia existencial

El tiempo pasa
y se me está acabando
La vida sigue
y sigo sin estar
Pasará todo y...
¡No me habré enterado!
Y no será porque no me esfuerce.
Dios sabe que lo hago.
Sino porque lo olvido
y olvidar es como no haber vivido.
Pero recordar
es no poder vivir más.

Corriente

miércoles, 17 de agosto de 2011

Paradoja

Aunque sabemos que debemos vivir el momento porque todo es efímero, sin embargo, buscamos la manera para que el presente sea eterno. Y la cagamos.


Álvaro Ardevol
www.alvaroardevol.org

jueves, 11 de agosto de 2011

Tengo miedo

Hace tiempo que me indigné.

No podía entender como personas inteligentes,

como son nuestros dirigentes,

se perdieran en un juego de ajedrez

y olvidaran que no era un juego,

sino una guerra.

Pero eso ya pasó

ya no estoy indignado

me he acostumbrado a esa situación.

Porque a todo se acostumbra uno

si tiene voluntad.

Pero la verdad desagradable asoma

que diría el poeta

y ahora es obvio que no es un juego.

Porque el futuro no se ve.

-forzando la vista se ve negro-

"Cinco millones de parados"

son muchas personas que no tienen nada.

Y nada es NADA.

Y no es una ficción como el hambre en Somalia

que está allí.

Es el hambre AQUÍ.

Y no pasará mucho tiempo

antes de que mi vecino

me robe las naranjas que he dejado en el rellano

mientras subo el resto de la compra

o que yo se las robe a él.

Y cuando sisarnos entre vecinos no sea sufiente

porque ni el vecino ni yo

tendremos nada que sisar,

saldremos a la calle

a robarle el bocadillo a quien se despiste.

-quien lleva un collar de diamantes

ni se despista, ni va por la calle-

Y cuando ya nadie lleve bocadillo

porque será un lujo del pasado,

a punta de navaja,

atracaremos a alguien

por una tarjeta del metro

que revenderemos para comprar una bolsa de pipas.

Y la calle será infernal

la calle ya no será la calle

será la selva donde los pijos podrán practicar slumming

habiendo dejado los diamantes en casa

y llevando un par de tarjetas de metro

por si los atracos.

lunes, 8 de agosto de 2011

El resultado

Se trata de la lectura de un caligrama del año 2000. ¿Os acordáis del efecto 2000? Pues eso...