Hace tiempo que me indigné.
No podía entender como personas inteligentes,
como son nuestros dirigentes,
se perdieran en un juego de ajedrez
y olvidaran que no era un juego,
sino una guerra.
Pero eso ya pasó
ya no estoy indignado
me he acostumbrado a esa situación.
Porque a todo se acostumbra uno
si tiene voluntad.
Pero la verdad desagradable asoma
que diría el poeta
y ahora es obvio que no es un juego.
Porque el futuro no se ve.
-forzando la vista se ve negro-
"Cinco millones de parados"
son muchas personas que no tienen nada.
Y nada es NADA.
Y no es una ficción como el hambre en Somalia
que está allí.
Es el hambre AQUÍ.
Y no pasará mucho tiempo
antes de que mi vecino
me robe las naranjas que he dejado en el rellano
mientras subo el resto de la compra
o que yo se las robe a él.
Y cuando sisarnos entre vecinos no sea sufiente
porque ni el vecino ni yo
tendremos nada que sisar,
saldremos a la calle
a robarle el bocadillo a quien se despiste.
-quien lleva un collar de diamantes
ni se despista, ni va por la calle-
Y cuando ya nadie lleve bocadillo
porque será un lujo del pasado,
a punta de navaja,
atracaremos a alguien
por una tarjeta del metro
que revenderemos para comprar una bolsa de pipas.
Y la calle será infernal
la calle ya no será la calle
será la selva donde los pijos podrán practicar slumming
habiendo dejado los diamantes en casa
y llevando un par de tarjetas de metro
por si los atracos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario