domingo, 14 de mayo de 2006

Fe

Parece como si el ser humano necesitara creer en algo a pies juntillas como necesita el aire para poder vivir.
Ya es discutible esta actitud mientras se mantiene en el terreno religioso: cada cual cree en lo que cree, por el motivo que sea, y sólo hay que legislar el que uno no interfiera en las creencias de otro. Aunque, cuando de cuestiones de fe se trata, sea difícil: tenemos tendencia a creer que "estoy en posesión de la verdad y te quemo en la hoguera para la salvación de tu alma".
Pero actualmente se dan actitudes dogmáticas laicas. Suelen estar relacionadas con la salud y se podrían resumir en: Antes si pecabas te ibas al infierno, ahora si pecas te morirás... ¡Como si llevando una vida impecablemente sana fueras a vivir eternamente... y joven además!
Y este planteamiento aún se puede comprender.
Pero, en el terreno del fundamentalismo laico, se ha subido un peldaño más. En un país supuestamente civilizado como es Holanda se han vuelto integristas del parto natural en casa con, a lo sumo, una comadrona para asistir el parto. O aquí, sin ir más lejos, la presión para que una mujer amamante a su hijo hasta que vaya a la universidad a pesar de la mastitis galopante que sufre bajo pena de pasar a la hitoria por ser una madre de abyección legendaria hace que la figura de la madre abnegada y sufriente se esconda destrás de cualquier ejecutiva recien parida.
¿Qué se ha hecho del sentido común?

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