todavía me sorprende
que no me sorprenda nada.
Es como para creer en la reencarnación,
cosa que no quiero,
pues significaría que soy una edición elevada
y uno siempre quiere ser la primera,
incluso en el ranking de reencarnaciones
-no por valor, por coquetería-
Pero el caso es
que lo único que me sorprende
es el hecho
de que no me sorprende nada.
¡Con el trabajo que me doy
para sorprenderme todo el rato!
¡Qué vida más perra!
Pero es así
día tras día.
¡No hay sorpresas!
Será que no tengo talento
para sorprender...
¡Ni siquiera a mi mismo!
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