sábado, 17 de octubre de 2009

La risa

La risa me salvó.
Sólo veía el cañón del arma: un circulo negro.

Sólo me quedan unos segundosde vida...

Y mi cerebro se disparó.

No contemplé mi vida a tropecientos años por segundo.
Sólo pensé que no quería que lo último
que hiciera en mi vida

fuera cagarme encima.

Y pensé en aprovechar el tiempo que me quedaba
haciendo lo que más me había gustado hacer: reir.

Y reí.
Y reí como nunca lo había hecho.
Reí desesperadamente,
gozando cada carcajada como si fuera la última.

Dejó de apuntarme,
se metió el cañon en la boca
y disparó.

Y, entonces, empecé a llorar.
Mis lágrimas se mezclaron con su masa encéfalica.

No he vuelto a reir.

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